Valle de ricote, un lugar desconocido…

Valle del Ricote
Valle del Ricote
Al Valle de Ricote también se le conoce como el Valle Morisco. La influencia árabe en esta región de Murcia continúa vigente tras siglos de historia, al menos en cuanto a la topografía, y el río Segura, vital para la zona y su configuración, riega las palmeras, los frutales, las huertos o los limoneros. Un color arabesco, con luz mediterránea, ilumina las rutas por el Valle del Ricote.thumb_sam_3234_1024Los siete municipios que componen el Valle ofrecen atractivos diversos para los viajeros que se decidan a disfrutar del lugar. Desde el Pueblo de Archena hasta el de Abarán, revelan el paisaje, la gastronomía y las tradiciones de las gentes de este enclave histórico y natural.
Abarán, Archena, Blanca, Ojós, Ricote, Ulea, Villanueva del río Segura. Son los núcleos que componen el bello entorno del Valle del Ricote y los que completan, con su patrimonio, costumbres y singularidades la visita.
thumb_sam_3221_1024thumb_sam_3176_1024La historia y el patrimonio, el paisaje y la gastronomía, todo unido en este breve enclave de la región de Murcia tan morisco, tan hermoso y tan desconocido.
Ricote es una comarca donde la impronta árabe lo domina todo: las costumbres, la historia, las técnicas de cultivo…
mirador de blancaHasta el paisaje, más próximo a Oriente Medio que al continente europeo, parece beber de aquellos remotos días en los que un grupo de moriscos del reino de Murcia obtuvo de los Reyes Católicos la concesión para seguir cultivando sus tierras en el valle de Ricote, como se conoce al tramo del río Segura entre Cieza y Archena, tal cual lo habían hecho sus antepasados durante siglos. Los monarcas accedieron y el valle del Segura se convirtió en uno de los últimos reductos de la cultura agrícola hispanomusulmana hasta la expulsión de los conversos en 1614.IMG_0460De esa presencia tardía nos han quedado azarbes, norias, palmeras, acequias, cangilones, bancales, tablachos y un sinfín de vocablos de raíz árabe que salpican la jerga local. Los bancales se suceden milimétricamente surcados por tal infinidad de sendas y veredas que hay que nacer huertano para no perderse por ellas. Hay judías y tomates, habas, pimientos, albaricoques, melocotones, naranjos y limoneros, álamos, higueras y palmeras, muchas palmeras, y una mesnada de casitas desperdigadas por toda la vega sin que realmente se sepa dónde acaba una pedanía y dónde empieza la otra.DSC03872Hay también silencio y una luz intensa y fresca que sacude los sentidos cuando se camina por las veredas.
La estrecha carretera que lleva desde Archena hasta Cieza serpentea pegada al exangüe Segura, que lleva agua a estas alturas porque se la aporta el trasvase del Tajo. Es la explosión del valle morisco, la más genuina estampa del belén navideño, con sus montañas resecas, su río de papel de aluminio, sus palmeras de plástico, sus labradores y sus pastorcillos. Solo faltan los camellos para que el viajero crea haber llegado a Palestina en vez de al sureste español. Los elementos se repiten en cada rincón del paisaje: la silueta de las palmeras, el rumor de los azarbes, la quietud de los pueblos de tapiales de adobe bajo un sol flameante, la fragancia de las huertas o la crestería de frutales que tapiza el valle.
DSC03852Mientras, en lo alto, el sol se encarniza sobre las paredes resecas del valle, cuyos roquedos ocres y marrones ciñen el oasis moruno.
En una orilla está Ulea, con sus casas de color azulete y sus calles frescas; enfrente, Villanueva del Segura, apiñada sobre una loma que domina el valle; más arriba, Ojós, con sus casonas nobles y su iglesia mudéjar; y un poco más arriba, Ricote, el pueblo que curiosamente da nombre al valle aunque sea el más alejado de las riberas del río. Ricote es famoso por su vino y por la antigua Venta del Sordo (hoy refinado restaurante), donde han conseguido un delicioso mestizaje entre la cocina murciana –rica en verduras y hortalizas– y la manchega, más sobria y energética, que hace las delicias de aquellos viajeros inteligentes que opinan que una de las mejores excusas para viajar es el buen yantar.
DSC03840Si subes a Ricote desde Ojós, a mitad de camino y pegado a la orilla derecha de la carretera, podrás ver la olivera gorda, un viejo olivo con varios siglos de antigüedad. Su tronco, retorcido hasta la saciedad, es todo un alegato a la lucha por la supervivencia en una tierra donde ver llover es el más preciado de los bienes.11904662_1238530772838992_4112598762498014993_nPues eso, si quieres ver un paisaje único, deleitarte con la huerta morisca, y ver escenas sacadas de un belén navideño, da una vuelta por el valle de Ricote, en Murcia. No te decepcionará.
Fuente: http://blogs.elpais.com/paco-nadal/
http://notesbyrosie.me
Fotos: Fernando Galindo, Isaac Palazón y Jose Antonio Lucas
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Más información:

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