Las Fiestas del Escudo en Cieza, como tantas otras celebraciones locales que tienen su base y su razón de existir en tradiciones populares y en sucesos del pasado, tratan de recordar nuestra historia y nuestras leyendas.
Con dicho motivo se instala en la Plaza Mayor y calles aledañas un gran ‘Mercadillo Medieval’ con toda clase de productos artesanos y exhibiciones de oficios y habilidades, tales como un taller de herrero o prácticas de cetrería con halcones adiestrados.
La organización y coordinación de las fiestas corre a cargo de la Hermandad de San Bartolomé, Patrón de Cieza, y su Asociación Cultural «Ermita de San Bartolomé». Los participantes están agrupados en ‘kábilas’ y ‘mesnadas’, denominaciones que reciben las agrupaciones de moros y de cristianos, respectivamente.
Esta fiesta representa a Cieza dentro del seno de la UNDEF, Unión Nacional de Entidades Festeras, y está pendiente de consideración de declararla de interés Turístico.
Las Fiestas del Escudo o «La Invasión» se celebran todos los años el último fin de semana de abril, y curiosamente en contraposición al resto de fiestas de moros y cristianos de otras localidades, en estas de Cieza, siendo fieles a los sucesos de la historia de nuestro pueblo, vence el bando moro.
El viernes por la tarde se traspasan los poderes municipales de Alcalde Presidente de la Corporación Ciezana al Comendador de la Villa, personaje elegido de entre los miembros de los grupos y mesnadas cristianas, nombramiento que se hace en el medio año festero anterior. Se inauguran los campamentos cristiano y moro, el mercadillo medieval y se pronuncia la arenga a las tropas moras por medio del Embajador moro, personaje elegido por aclamación de entre los ciezanos que, de alguna manera han llevado fuera el nombre de nuestra ciudad, o entre las personas que destacan por favorecer el engrandecimiento de las fiestas. Después hay bailes y cena de hermandad entre los diferentes grupos, mesnadas y kábilas.
El sábado por la mañana, todos los festeros se reúnen en la Plaza de San Bartolomé, donde está la Ermita del Santo Patrono de Cieza y la Asociación Organizadora de la fiesta, y desde allí salen en pasacalles con sus trajes típicos de época dando un toque festivo y de jolgorio. A su llegada a la Esquina del Convento, se celebra la «tronaera», dicho murciano equivalente a la ‘mascletá’ en Valencia, que alude al disparo de una monumental traca aéreo terrestre. Terminada ésta, vuelven al campamento para dar cuenta de suculentas viandas.
En la tarde del sábado, tiene lugar el acto central de las fiestas, y es conocido como «LA INVASIÓN». Como su nombre indica se escenifica la incursión de las tropas árabes del Reino de Granada que, fatalmente, tuvo lugar el 6 de Abril de 1477, Domingo de Resurrección.
En este acto el personaje de Abu-l-Hassan Alí (Muley Hacén), Rey de Granada, encarnado por un festero, y al frente de las tropas (kábilas), protagoniza dichos sucesos históricos, salpicados de algo de leyenda. En un vistoso desfile guerrero, y, desde el Puente de los Nueve Ojos (Carretera de Cieza a Mula-Mazarrón), se encaminan hacia el pueblo, al tiempo, y en la ermita se escenifican los santos oficios de aquel entonces, y es en este último recinto donde comienza la acción, ya que según cuenta la leyenda una MUDA vio como se acercaban las tropas granadinas y en su afán por avisar, entro al templo y grito «¡MOROS VIENEN!». Entonces, los que estaban en misa en ese momento, salieron al encuentro de las tropas moras con palos y herramientas agrícolas en sus manos para defender el pueblo.
Momento esencial es cuando dichas tropas granadinas, al frente de las cuales cabalga su Rey, cruzando el puente sobre el río Segura y obedeciendo la orden de éste, atacan a los cristianos que han bajado hasta allí con gran valentía y arrojo. Entonces se enfrentan en lucha desigual, no sólo por ser el bando moro un ejército numeroso, sino por la superioridad de sus armas blancas que los granadinos manejan con pericia, frente a simples garrotes, horcas y mangos de herramientas de trabajo que enarbolan los indefensos Ciezanos. Tras la breve lucha, los cristianos son hechos prisioneros y se encaminan hacia el núcleo de la población, donde una vez en la Plaza del Santo, violentan las puertas de la Ermita y «arrasan» todo lo que se encuentra a su paso. Después, los cristianos que no han sido «muertos» en la encarnizada lucha, son hechos prisioneros para ser llevados a Granada.
El domingo en la mañana le toca el turno al Santo Patrón, al que todos los grupos le hacen una ofrenda floral. Por la tarde se celebra la entrega de rehenes, basado en hechos históricos, y una vez acabado este acto comienza el gran desfile de fin de fiestas con la participación de todas las mesnadas y las kábilas acompañadas de sus respectivas bandas de música.
Todos los acontecimientos, ya fieles a la historia, ya entremezclados de leyenda, que dan base a estas fiestas de moros y cristianos, son propiedad de todos los ciezanos; y cuya memoria colectiva, de una forma u otra, ha ido pasando de generación en generación hasta nuestros días. Y como señal de la importancia que aquellos hechos de la Invasión del año 1477 tuvieron para esta ciudad, nos queda cincelado como lema en el escudo de Cieza la inquietante frase: «POR PASAR LA PUENTE NOS DIERON LA MUERTE».
Resumen de actos:
• Mercadillo medieval.
• Entrega de poderes al Comendador.
• Apertura del Campamento Moro
• Embajada Mora
• Exhibición de boatos de baile (moro y cristiano).
• Pasacalles de kábilas y mesnadas.
• Espectáculos de pólvora (la «Tronaera»)
• Conciertos de música Andalusí
• La InvasiónGran desfile de fin de fiestas