En la pedanía ceutíense de Los Torraos no se imaginan una fiesta en honor a sus patrones -San José Obrero y Santa María Magdalena- sin sus ‘marranos’ en el barro.
El festejo de los ‘marranos’ en el barro -denominado oficialmente ‘la caza del cerdo’- mantiene su tirón año tras año pese a que los participantes -ocho grupos en esta edición- tienen que pagar una cuota de inscripción de 12 euros. En un foso lleno de agua y barro, ocho cerdos numerados y embadurnados con grasa esperan a que cada grupo, formado por cuatros participantes, les den captura. Cada equipo salta al escenario del juego con un puerco asignado y es ese el que tienen que buscar y capturar entre la piara-
A la dificultad de cazar un cerdo engrasado en un barrizal, se suma además una cucaña horizontal, por la que cada concursante tiene que deslizarse, mientras sus adversarios tratan de derribarlos lanzándoles un saco de arena colgado como un péndulo.
Ya en el lodazal, los esforzadas corren a buscar su correspondiente cerdo. Encima, solo disponen de un máximo de cuatro minutos para lograrlo, comprometiéndose en todo caso a no maltratar a los animales, uno de los motivos de descalificación. Durante este tiempo se producen momentos divertidos, y otros que no lo son tanto, pero que en ambos casos sirven para que los espectadores se involucren en la actividad.